11 mayo 2010

Los sindicatos lanzan su propio decálogo de reformas estructurales

"¿Hacia dónde queremos ir?", se preguntó ayer Paco Molina, secretario general de CC OO-PV. La respuesta es considerablemente diferente si se les pregunta, por ejemplo, a los representantes de los trabajadores y a los representantes de los empresarios. Y esa falta de acuerdo, admitió, "provoca parálisis en España y en el País Valenciano". Molina y el secretario general de UGT-PV, Conrado Hernández, esbozaron ayer su decálogo de reformas estructurales, destinadas, dijeron, a salir del hoyo y a encauzar la economía por un camino más sostenible, en lo que se ha dado en llamar cambio de modelo económico. Lo hicieron en la Fundación Bancaja, invitados por la Sociedad Económica de Amigos del País, ante un público esencialmente amigo, en un acto que contó también con la asistencia de los presidentes de la patronal autonómica, Rafael Ferrando, y de Valencia, José Vicente González, y del delegado del Gobierno, Ricardo Peralta.

La presencia de la patronal fue significativa porque, a pesar de que los líderes sindicales destacaron el valor del diálogo social, sus recetas económicas fueron planteadas, en cierta forma,contra el ideario defendido por el empresariado. Frente al abaratamiento de los costes del despido, mayor estabilidad laboral. Frente a la limitación de la negociación colectiva, aumento de la participación de los empleados en la marcha de las empresas. Frente a la contención del gasto público, incrementos de la inversión productiva, apoyo a las partidas de I+D+i y mejora de los servicios sociales.

El cambio de modelo, afirmaron, empieza en la base, dándole la importancia que merece a una tasa de fracaso escolar que supera el 30%, una de las más altas de un Estado ya de por sí mal situado entre los países avanzados. Requiere una política industrial (las exportaciones valencianas, recordó Hernández, no han dejado de retroceder desde 1995: por entonces representaban un 15% de las españolas y ahora se acercan a un 10%). Y requiere (una vez exista la mencionada política industrial que identifique objetivos estratégicos, dijo Molina) un aumento del gasto privado en innovación (que retrocedió un tercio con relación al PIB entre 2001 y 2007) promoviendo, si fuera necesario, un proceso de concentración para salvar el obstáculo del reducido tamaño de las empresas valencianas.

Molina y Hernández afirmaron que los sectores tradicionales tienen futuro si siguen el camino de la calidad y la diferenciación. Y también la construcción, obligada a perder el "descabellado" peso en el producto interior bruto que alcanzó "estimulada" por las políticas del Gobierno valenciano y por la generosa financiación de las entidades bancarias. Unas entidades que, en parte debido a lo anterior, en estos momentos fallan en su función de hacer llegar el crédito a las empresas.

Fuente:www.elpais.com

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