20 diciembre 2008

Toxo, elegido secretario general de CCOO

Ignacio Fernández Toxo ha sido elegido nuevo secretario general de CCOO al conseguir 512 votos a favor frente a los 484 obtenidos por José María Fidalgo. Con este resultado, Toxo se convierte en el cuarto secretario general de CCOO tras Marcelino Camacho, el primero, Antonio Gutiérrez y José María Fidalgo.



La lista a la Comisión Ejecutiva de Toxo también ha sido la mayoritaria, al recibir 509 votos frente a los 488 votos de la presentada por Fidalgo. Así la Comisión Ejecutiva estará compuesta por 22 miembros de la candidatura de Toxo y por 21 de la de Fidalgo:

Ignacio Fernández Toxo: Fernando Lezcano, Paloma López, Antonio del Campo, Salce Elvira, Rodolfo Benito, Carmen Chacón, Ramón Górriz, Marisol Pardo, Juan Blanco, Rosana Costa, Miguel Montalbán, Laura Arroyo, Jordi Ribó, Cristina Bermejo, Antonio Camacho, María García, Pedro J. Linares, María Dolores García, Francisco Javier Jiménez, Luisa Montes y Natalio González.

José María Fidalgo: Laura Pinyol, José Luis Sánchez, Carmen Bravo, Salvador Bangueses, María José Alende, Fernando Puig-Samper, Montserrat Mir, Carlos Bravo, Rosa Eva Martínez, Luis Fernández Luis Martín, Irene Álvarez, Regino Martín, Teodora Castro, Llorens Serrano, Ana María Herránz, Javier Doz, Laura Fuentes, César López, Nuria Rico y José María Díaz Ropero.

PRIMER MANDATO DE TOXO:

Este será el primer mandato para Ignacio Fernández Toxo, que se convierte así en el cuarto secretario general de la Confederación Sindical de CC.OO y que hace ocho años 'rozó' la Secretaría General del sindicato cuando se produjo la marcha de Antonio Gutiérrez.

Sin embargo, y aunque Toxo tenía muchas 'papeletas' para sucederle, Gutiérrez eligió a su sucesor en la persona de José María Fidalgo.

Para no crear divisiones internas, tanto Toxo como el otro candidato con posibilidades, Rodolfo Benito, dejaron el camino despejado a Fidalgo, que salió elegido con el apoyo del 71,7% de los delegados sindicales (cuatro años después logró el 59% de los votos favorables).


Toxo anunció que se presentaría a la Secretaría General de CC.OO. a principios del pasado noviembre, casi un mes y medio después de que Fidalgo hiciera pública su intención de presentarse a la reelección.

El nuevo secretario general de CC.OO., que ha contado desde el principio con el apoyo del sector que lidera Rodolfo Benito y más tarde con el del sector crítico, era hasta ahora el secretario de Acción Sindical y 'número dos' de CC.OO., y ha manifestado su deseo de integrar a las diversas corrientes del sindicato y de darles responsabilidades dentro de la dirección.

De hecho, durante la defensa de su candidatura ante el plenario del Congreso, Toxo señaló que el mismo lunes hará una propuesta para que en la nueva dirección del sindicato figuren tanto personas incluidas en su lista a la Comisión Ejecutiva Confederal como de la lista de Fidalgo.

¿en qué consiste el proyecto que propone Toxo?



Para entender su propuesta, hay que bucear en sus bases ideológicas. El actual secretario de Acción Sindical de CCOO llegó a ser secretario general del Metal, antaño una de las organizaciones más poderosas y todavía hoy la segunda con más representación después de Andalucía. Uno de sus compañeros del Metal, el también ferrolano Julio Abelleira, lo recuerda de sus tiempos más combativos como "una persona de principios, convencida y muy dispuesta a la lucha".

Desde el Metal, Toxo trató de dar el salto a la Secretaría General de CCOO en 2000, cuanto Antonio Gutiérrez se retiró del cargo. La decisión de Toxo de suceder a Gutiérrez puso en peligro la unidad del sindicato, ya fracturado por la corriente crítica creada por Agustín Moreno en los noventa. Convencido por unos y otros de que lo más prudente era unificar las listas y tirar para adelante con la línea de Gutiérrez, Toxo retiró su candidatura, cedió el paso a Fidalgo y pasó a un segundo plano durante los siguientes cuatros años.

El aumento de las disensiones internas (con las discrepancias de la nueva corriente alternativa de Rodolfo Benito) le llevaron a asumir en el segundo mandato de Fidalgo un cargo dentro de la Ejecutiva del que ahora es su rival.

Así pues, Toxo nunca ha querido despegarse de la corriente oficial marcada por Gutiérrez, y que se caracterizaba por una actitud dialogante con el Gobierno y la patronal, pero las circunstancias o, más bien, el deterioro de su relación con Fidalgo, le han empujado. De ahí que su alternativa no es tanto programática como de gestión de la organización.

La clave en la que este gallego quiere narrar su propuesta de dirección es la de dar cabida dentro de la ejecutiva a todas las federaciones y las organizaciones territoriales. Convertir la cúpula de poder en un centro plural en el que oficialistas, toxistas, críticos y rodolfistas puedan convivir. Bajo la máxima de que no debe haber zonas de exclusión del sindicato, asegura que, de ganar, daría puestos de responsabilidad a los representantes de todas las sensibilidades.

Benito dice que la propuesta de Toxo "será de mayor utilidad para los trabajadores" y apuesta por un nuevo modelo de entender la dirección. El cambio de Toxo pretende incluso alterar el organigrama actual de CCOO para formar un nuevo órgano de dirección más abierto y reforzado.

El ofrecimiento de Toxo se mueve en la zona de la razonable estrategia ya que ante unas corrientes de voto tan fracturadas, no interesa perder ni una sola papeleta. Marketing o ideología, la sugerencia de Toxo es muy atractiva para críticos y rodolfistas que se han mantenido en minoría en la Ejecutiva.

Pero la principal apuesta de Toxo estriba en impulsar la participación de los territorios. En su opinión, los sindicatos deben tener una palabra en el gobierno de las comunidades autónomas. Además, quiere potenciar otras mesas de diálogo a nivel autonómico y reforzar el papel de las organizaciones territoriales dentro del esquema de dirección.

Este pluralismo, incluso federalismo en Comisiones es una de las piedras de toque de la división interna ya desde la época de Gutiérrez. Este nunca creyó en las autonomías y su sucesor, Fidalgo, ha denostado la descentralización en numerosas ocasiones. Si las organizaciones más potentes, como Catalunya o País Vasco, ya se resentían de estas diferencias hace ocho años, el centralismo de Fidalgo se les hace ahora insostenible.

Además, parte de las bases echa de menos que se recobre un perfil más nítido en la ideología política del sindicato. Toxo ha reiterado en numerosas ocasiones que es "de izquierdas" aunque enarbola la bandera de la independencia como señal de identidad de CCOO. El secretario de Acción Sindical de Albacete, Antonio Navarro, es otro toxista convencido de la necesidad de virar en política. "Hemos perdido perfil, tenemos que tener una palabra de lo que está pasando en la calle y no la estamos dando", sentencia.

Eso sí, en ningún momento, el aspirante ha hablado de dar un volantazo y reitera que su elección "no pondrá patas arriba al sindicato". Tampoco, por ahora, es partidario de dar un golpe en la mesa ni sacar a los trabajadores a la calle. Toxo reconoce que sólo convocaría una huelga general si el Gobierno mostrara sintonía con las propuestas de la patronal, en especial sobre la reducción de las cotizaciones a la seguridad social o la flexibilización del despido. En otro caso, es partidario de continuar con el diálogo para minimizar el impacto de la crisis en el empleo.

Toxo también hace una urgente llamada a llevar el sindicato a las pequeñas empresas, en fijar el foco de atención en los centros de trabajo donde apenas hay representación sindical. "El sindicato se creó para un modelo fordista de trabajo. Ese modelo no existe y debemos adaptarnos", asegura. "El sindicato no ha sido capaz de agilizar su programa de acción. Debemos bajar el sindicato a la empresa", concluye.

Ahora es el turno de que los 1.001 compañeros que representan el sentir del sindicato expresen si están de acuerdo con estas ansias reformistas o en tiempos de crisis optarán por no hacer mudanza, como dice la vieja máxima jesuita.
PERFIL
El sindicalista tranquilo

El Tojo, o Toxo en gallego, es un arbusto europeo común, tanto, que es considerado una de las especies invasoras más peligrosas del planeta. El Tojo se caracteriza por ser espinoso y en Galicia se utiliza para definir a una persona de carácter adusto. Si la etimología imprime carácter, Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952) será un rival duro para el actual secretario general de Comisiones Obreras, José María Fidalgo y de ganar, marcará la impronta del primer sindicato del país.

La primera impresión que causa Toxo es la de un hombre muy tranquilo, incluso tímido, parco en las palabras que no tengan que ver con el discurso sindical y al que cuesta imaginar al frente de las barricadas en el conflictivo sector del metal. En el extremo opuesto de la fisonomía de Fidalgo, es menudo y de ojos azules, que se mantienen vivaces detrás de unas livianas gafas.

Casado y con dos hijos, Toxo hace honor al tópico de la indefinición del gallego y ante una pregunta cerrada acampa en tierra de nadie. “¿Va a presentarse de candidato a CCOO?” le preguntó este periódico hace apenas mes y medio. “No lo descarto pero no lo confirmo” fue su contestación. Tampoco se mueve con claridad ante la persona de Fidalgo. “Somos personas educadas”, zanja cuando le preguntan por su relación personal. En otras cuestiones, Toxo se anda con menos rodeos, como en la crítica hacia la gestión centralista del sindicato o el inmovilismo en las relaciones sociolaborales.

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