12 marzo 2010

La CEOE propondrá reimplantar el "derecho de pernada y poder marcar a los trabajadores con un hierro al rojo vivo.

Visto en ceronegativo.net.

Recientemente, y en vista de que de la crisis salimos todos juntitos, la CEOE ha presentado sus propuestas de “reforma del mercado laboral”. Según se ha sabido hoy, por cuestiones de “contexto social” se decidió dejar fuera dos anexos que recogían la reimplantación de dos figuras que habían desaparecido de la legislación laboral española hace algún tiempo.

En primer lugar se mencionaba el “derecho de pernada” (en rigor “ius primae noctis“). Este derecho, que estuvo muy extendido “en países de nuestro entrono” según señala la CEOE, permitía al señor feudar yacer con la esposa de su súbdito en la noche de bodas, o más comúnmente permutar este derecho por un pago en metálico o en especie. Reimplantar este derecho serviría de “compensación al empresario por el gravoso mes de vacaciones del que disfrutan los trabajadores después de casarse”.

En segundo lugar el documento de la CEOE proponía, “por motivos de seguridad e imagen corporativa”, que se permitiera marcar a los trabajadores de una empresa con un hierro candente. Si bien el documento advertía de que “no estamos en el s. XVII” y el proceso de marcado debería tener “las necesarias garantías de higiene” así como “respetar la intimidad y autonomía del trabajador” por lo que no se podría aplicar “en la cara o los genitales”

El documento hace mucho hincapié en que estas medidas en ningún caso serían “impuestas” ni “necesariamente de aplicación universal”, sino que “estarían disponibles pasa ser admitidas de forma voluntaria por el trabajador en el proceso de negociación de contrato con el empresario”. Sobre esta medida la CEOE hace la precisión de que “en una primera fase de implantación” se podría aplicar “a los trabajadores de origen subsaharianos” ya que por “memoria cultural” seráinmás proclives a aceptar esta medida.

¿Te parece exagerado? Pues lee, lee. Y es que desde que “ganaron los buenos” ya no hay límites… para la avaricia de los empresarios.

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