18 junio 2007

FUENTE: LEVANTE. (Edición digital nº3298, a 2 de octubre de 2006)

Laura Ballester, Valencia

En el tramo del río Turia entre Vilamarxant y Riba-roja, las concentraciones de nitratos debido a su uso en la agricultura «se acercan peligrosamente y llegan, con alguna frecuencia, al límite máximo de 50 miligramos por litro establecido para las aguas potables de consumo público, comprometiendo de esta manera la aptitud de las aguas para dicho uso». Además, el curso del río antes de la estación potabilizadora de Manises, que suministra agua potable a Valencia y su área metropolitana, recibe «vertidos de aguas residuales, esporádicos y ocasionales con altas cargas orgánicas (cada dos meses y habitualmente nocturnos)» que incrementan la turbidez del agua y la presencia de «solidos en suspensión, fenoles, fósforo, amonio y coliformes» que las hacen «inapropiadas para la potabilización y obligan a suspender la captación de aguas» en Manises «durante dichos episodios».


Este diagnóstico sobre la calidad de las aguas del Turia lo ha realizado la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) en el estudio informativo del Parque Fluvial del Turia que ejecutarán la CHJ y la Conselleria de Territorio y que prevé recuperar el curso del río desde Vilamarxant hasta Valencia mediante una inversión de 13,9 millones de euros. El estudio, que salió a información pública en mayo, localiza los vertidos que se vierten al Turia y analiza los sedimentos depositados en el lecho del río para «proponer medidas correctoras tales como biorremediación o dragado».

Datos oficiales

Los datos sobre contaminación se han extraído de la base de datos de vertidos de la propia CHJ, de analíticas realizadas, de los estudios previos para proyectar el parque y de la guardería fluvial. Entre otras cuestiones, la CHJ detecta que desde Riba-roja hasta Vilamarxant se produce «un intenso aprovechamiento agrícola, con abonados frecuentes, lo que origina elevadas concentraciones de nitratos en aguas subterráneas y en las fluyentes por el río».
Esta situación se agrava cuando el caudal del Turia alcanza niveles bajos, sobre todo «de octubre a marzo, cuando la demanda de riego es menor y desde Loriguilla apenas se suelta un caudal ecológico de 0,5 a 1 metro cúbico por segundo». Por tanto, durante el otoño y el invierno las concentraciones de nitratos en el río «desde Riba-roja hasta Vilamarxant pueden pasar de valores inferiores 20 miligramos por litro (mg/l) a superar los 40 mg/l». Incluso se «acercan peligrosamente y llegan con alguna frecuencia al límite máximo de 50 mg/l» que es el establecido para las aguas potables de consumo público lo que «compromete la aptitud de las aguas del Turia para dicho uso». Respecto a los vertidos que obligan a suspender la captación de agua en Manises, la CHJ cree que «el origen de estas contaminaciones sean purines procedentes de granjas de cerdos cuya ubicación geográfica y modo de descarga se desconoce». Cada vez que se produce un vertido de este tipo «es habitual detectar un apreciable olor a granja o establo».

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